Castelló al mes

Restaurante Brisamar (Grao de Castellón)

Restaurante Brisamar. (Grao de Castellón)

 

Hoy vamos al Grao de Castellón para conocer el Restaurante Brisamar. Nos recibe el propietario Ángel Nicolau Cano quien nos cuenta los orígenes del establecimiento. El restaurante es el fruto de una empresa familiar, emprendida en el año 1927. Vicente Bastán “Nasi” y Manuela Solsona “Nela”, compraron la “Taberna de Tom”, un humilde local que se dedicaba a la venta de vino. Con el paso del tiempo se incluyeron otros servicios, como el café y juegos de mesa, para que los clientes, en su mayoría pescadores, amenizaran los días de mal tiempo en los que no podían salir a faenar. Desde ese momento se conocería como el “Café de Nasi”.

 

Unos años antes de la contienda civil, en vísperas de fiestas se organizaban espectáculos de flamenco, debido a la gran afición en la zona por el cante. Durante la Guerra Civil, el local fue requisado por el ejército para la caballería, pero por la mediación del cura de aquel entonces, Mosen Llorens, al no tener iglesia donde oficiar, hizo los trámites pertinentes para habilitar el Café como templo religioso hasta 1939.

 

En la posguerra se fue volviendo poco a poco a la normalidad, el Café se convierte en punto de reunión y tertulia, acogiendo peñas culturales y deportivas. La más famosa la “Peña Basilio” que aupaba al C.D. Castellón.

El negocio familiar se fue ampliando, con la segunda generación de hosteleros, Manuela Bastán “Neleta” y Ramón Nicolau. Ellos fueron los primeros abastecedores del Club Náutico, el cual regentaron durante 22 años, también atendían al mismo tiempo la Cantina de la Lonja y el Comedor del Puerto. Una vez finalizada la regencia del Club Náutico se procedió a remodelar el bar original, que en aquel entonces se llamaba “Miramar”, con nuevos servicios, siendo bodega, pastelería, lechería con reparto diario a domicilio y despacho de quinielas. En 1957 se acomete la reforma más importante y pasa a su nombre actual “Brisamar”.

 

Desde 1970 el negocio pasa a la tercera generación, Ángel Ramón Nicolau y Erundina Cano, realizan varias reformas en el local para adaptar el negocio a las nuevas demandas, la más importante en 1984, en la cual, desaparecen las habitaciones y se pasa a disponer de nuevos espacios para el servicio de restaurante.

 

Actualmente es la cuarta generación quien está al frente del negocio familiar. El local cuenta con un comedor para unos ochenta comensales, tres privados y una terraza exterior. Es un local de corte clásico tanto en mantelería como en cubertería, en el espacio resalta la madera y el estilo marinero.

 

Nos sentamos a la mesa para degustar el siguiente menú:

Crema de calabaza,

carabinero, pipas y brotes

Crema fría de calabaza de textura aterciopelada donde el sabor dulzón de ésta contrasta con la potencia del carabinero. Las pipas le aportan un toque crujiente y casan bien con los demás ingredientes. Los brotes refrescan y suavizan la intensidad del bocado.

 

Atún confitado, piña braseada,

mermelada de tomate e hilos de Kataifi

Sobre una rodaja de piña marcada en plancha encontramos un generoso taco de atún cocinado perfectamente en aceite aromatizado con ajo. Le acompaña una compota de tomate que no está excesivamente dulce. Bocado bien equilibrado. La pasta Kataifi le da volumen al plato y además aporta una textura crujiente.

 

Timbal de patata y pulpo

Sobre un puré de patata sencillo, sin grasas y de textura sedosa encontramos rodajas de pulpo de roca de la zona. El ingrediente principal tiene la perfecta cocción, está jugoso y sabroso, se deshace en la boca. Aromatizado con aceite de ajo y pimentón dulce. Un bocado exquisito.

 

Sepionet a la plancha, habitas,

ajos tiernos y chips de alcachofa

Esta combinación difícilmente puede fallar si se hace bien. Y además, aquí la materia prima es de calidad, el sepionet está exquisito y los ajos tiernos y las habas en su punto.

 

Arroz con galera, sepia, pulpo y alcachofas

Color precioso con matices verdosos que le aporta la alcachofa. Se nota la generosidad del chef en cuanto al número de trozos de sepia y pulpo. Sabor intenso y punto de arroz perfecto. Un bocado exquisito.

 

Soufflé de merengue

Postre clásico que en muy pocos lugares podemos encontrar. En el interior del merengue encontramos una base de galletas y helado de vainilla. El soufflé está decorado con frutas y el camarero lo flambea con ron a la vista del cliente. Un auténtico placer poder degustar este postre.

 

Café Brisamar

Este café servido en copa es una delicia. Trifásico en el que encontramos en el fondo ron blanco con una guinda, en la segunda capa café y por último nata montada. Bebida divertida y apetecible.

 

Como hemos podido observar la oferta gastronómica es una propuesta de cocina mediterránea, donde la materia prima es de calidad, sobre todo los pescados traídos directamente de la lonja, los cuales son tratados con respeto destacando los procesos de horneado y a la sal.

 

Cuentan con una carta y además participan en las jornadas del pulpo y la sepia, de la galera y en la del arroz a banda ofreciendo menús degustación. El chef Juan García sabe muy bien manejarse en su cocina y prueba de ello son los 41 años que lleva en ella. El servicio es excepcional, Javier Bernat es el modelo del perfecto maître y también lleva en el restaurante casi 30 años.

 

Se nota que en esta casa los trabajadores también son parte de la familia. Los clientes, cuatro generaciones después, siguen recibiendo la calidez y el buen trato que se inició hace ya más de cincuenta años.

 

Restaurante Brisamar

Paseo Buenavista, 26. Grao de Castellón

Teléfono:964 283 664

www.rtebrisamar.es. info@rtebrisamar.es